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PART I

Chapter One

Inscribing the Mexican Revolution

What is productive labor and what is not, a point very much disputed back and forth since Adam Smith made this distinction, has t emerge from the direction of the various aspects of capital itself. Productive labor is only that which produces capital. Is it not crazy, asks e.g. … Mr. Senior, that the piano maker is a productive worker, but not the piano player, although obviously the piano would be absurd without the piano player? But this is exactly the case. The piano maker reproduces capital, the pianist only exchanges his labor for revenue. But doesn’t the pianist produce music and satisfy our musical ear, does he not even to a certain extent produce the latter? He does indeed: his labor produces something; but that does not make it productive labor in the economic sense; no more than the labor of the mad man who produces delusions is productive.

Karl Marx, Grundrisse, p. 305. Emphasis in original.[1]

A comienzos de la década de los 20, cuando una coalición de líderes revolucionarios se transformaron en las nuevas autoridades del Estado, se dijo que había nacido un “nuevo México.”[2] Generalmente, los historiadores han concebido a este nuevo México como una consecuencia del éxito obtenido por el primer movimiento popular del siglo XX que le siguió a la caída del Régimen de Porfirio Díaz (1876-1910).[3] El nuevo Estado revolucionario reformó el orden racial, étnico y nacional del Porfiriato. Identificó como “mestizos” a hombres y mujeres de las comunidades campesinas quienes con el tiempo se convirtirían en sectores corporativos del aparato del Estado nacional.

Dado que en el territorio mexicano la mayoría de l poblción er indígena o mestiza, las políticas de bienestar promovidas por los antropólogos indigenistas mediaron y promovieron el proyecto nacional de La Revolución. Al mismo tiempo, sobre el mito de la construcción de la nación mestiza y democrática se promovió la creación del “hecho social” denomindo como “campesinos mestizos ciudadanos de un Estado corporativo”.[4]

El mestizaje afirma la mezcla de razas. A partir del discurso del blanquemiento que identifica a “lo blanco” con el progreso y la modernidad, y a lo “indio” y a lo “negro” con lo inferior y lo tradicional, afirma la superiordad de la población blanca [5] Las políticas postrevolucionarias promoviendo un nuevo mestizaje se convirtieron en un mito nacionalista que representaba al pueblo mexicano una comunidad imaginaria homogénamente mestiza y democrática.

Sin embargo, dentro de esta comunidad nacional mestiza, hombres y mujeres se convirtieron en sujetos modernos mestizos sobre la base de construcciones raciales y de género diferenciadas.[6]

El indigenismo de Manuel Gamio se basa en el blanqueamiento como herramienta principal para guiar, tanto a los indios mexicanos como al estado-nación revolucionario, a la modernidad. La exitosa metáfora de Benedict Anderson acierta al dar relevancia al aspecto “imginado,” del proceso de construcción de comunidades y de la nación. De todas maneras, este aspecto positivo de Benedict puede ser visto como una debilidad si se tiene en cuenta que borra tanto a las experiencias communes a la subordianción de algunas naciones con respecto a otras como a la sexualización diferenciada de los cuerpos de hombres y mujeres dentro del marco imaginario de la nación. Al introducir una perspectiva feminista, el proceso de construir a la nación le agrega al territorio y a la población, elementos tradiconalmente requeridos por las ciencias políticas para la definición de una nació. El poder de a mujer como reproductor biológica cultural de la nación se confronta al poder de inscripción de los hombres intelectuales.

En 1986, Ángeles González Gamio escribió la biografía de Manuel Gamio. Manuel Gamio, una lucha sin fin es el título del libro de esta nieta que describe la “quijotesca lucha” de su abuelo decidido a alcanzar “una vida mejor para las poblaciones indígenas de México.”[7] González Gamio, al mencionar las dificultades que encontró al escribir la biografía de su abuelo, señala que “the always difficult task of penetrating a human being’s life” es aún mayor cuando se busca escribir sobre un miembro de la propia familia. “I confess that my adoration for my grandfather makes a difficult task still more difficult to fairly narrate a biography.”[8] Los recuerdos sobre las “adventures in the jungle and archeological ancestral ruins” de la joven nieta Ángeles coincidieron con el ser humano que ella descubrió y representó muchos años después, cuando ella se convirtió en una autora adulta.[9]

¿Porqué Manuel Gamio, un intelectual descendiente de españoles y perteneciente a la clase media, dedicó su vida entera a escribir sobre las poblaciones indias latinoamericanas y mexicanas y a llevar adelante una lucha sin fin “for redeeming their living conditions?”[10] A comienzos del año 1906, cuando tenía 23 años, la vidad de Gamio comenzó a entrelazarse con los pueblos indígenas. Él fue, hasta el momento de su muerte en 1960, un académico asociado al gobierno de la Revolución así como también vinculado con las instituciones universitarias y gubernamentales estadounidenses asociadas a la disciplina de la antropología aplicada. Vivió como un intellectual orgánico del gobierno postrevolucionario, sin embargo nunca particio en el movimiento social que llevó a cabo la Revolución Mexicana. En un primer momento, trabajó como asistente en el Museo Nacional de México (1907-1911), mientras que luego trabajó como funcionario de la Inspección General de Monumentos Arqueológicos del Ministerio de Educación (1913-1916), y por ultimo, trabajó como inspector del Ministerio de Agricultura y Minas (1917-1924), puesto desde el cual accedió a su mayor reconocimiento como presidente del Instituto Indigenista Interamericano (1942-1960).[11] “Since he returned from Columbia University in 1913, Gamio had always predicated that it was necessary to create departments of anthropology in all the countries of the Americas.”[12] Era presidente de la delegación mexicana a la II Conferencia Científica Panamericana cuando en enero de 1915 reclamó la fundación de Departamentos de Antropología a lo largo de todo el hemisferio americano. En este congreso, Gamio pidió la creción de institutos antropológicos a lo largo y ancho del continente por ser éstos herramientas indispensables “for fixing the different nationalities of the Americas,” un requisito que garantizaría la construcción de “poderosos estados nacionales” así como también un “Panamericanismo eficiente.”[13] Para Gamio, la falta de “integral anthropological studies,” y por consiguiente la falta de correcta información de los gobiernos, era la causa de la the “abnormal evolution” de casi todos los países latinoamericanos.[14] Por Gamio era “axiomatic that anthropological knowledge is basic for good government performance,” mientras que para él la población constituía “the raw material with which and for which any government rules.” [15]

Se concebía al conocimiento de la ciencia anthropologic como instrumento que podría ayudar a los líderes revolucionarios para forjar un Estado nacional moderno.[16] Bsándose en la construcción centrada en el Estado Nacional que identificaba a la gran mayoría de la población mexicana“Indios” y “mestizos,” el conocimiento antropológico de la mayoría de la población se convirtió, entonces en “ indigenismo.”[17] El Indigenismo, que Juan Comas y Manuel Gamio definieron como un “movimiento social,” se convirtió en una institución que buscaba mejorar los aspectos materials y espirituales de las condiciones de vida de los indígenas. Su objetivo era “to incorporate the Indian populations to the citizen life of the country,” al mismo tiempo que buscaba convertirlos en “active production and consumption factors.”[18] Se pensaba que el Indigenismo era la herramienta por excelencia que informaría al gobierno revolucionario y así permitirle romper con el “infernal circle” de los fracasos del las políticas de desarrollo del México postcolonial.[19] En 1915, los científicos que participaban en Washington en el Segundo Congreso Panmericano aprobaron por unanimidad la propuesta de Gamio de establecer institutos que estudiarían las condiciones de vida de las poblaciones índigenas del continente americano. La aplicación de los estudios antropológicos para resolver los problemas de la población era parte esencial de las tendencies cientificistas y educativas de la época. Gamio fue el primero en introducir estas ideas en América Latina.
Gamio proponía que se creara un Instituto de Antropología en cada país del Norte, Centro y Sur América para que se estudianran los problemas de la población y se recomendaran medidas para su solución. Sin embargo, el Instituto Interamericano Inidigenista se fundó recién (III) en 1940, en Patzcuaro, México, bajo el gobierno de Lázaro Cárdenas (1934-1940). Durante estos años, muchos otros proyectos Panamericanos liderizados por los Estados Unidos reordenaron el mapa de las poblaciones del continente. Si bien la resolución que aprobaba la fundación del instituto se firmó en 1940, este proyecto se llevó a cabo recién en.[20] El acuerdo internacional Panamericano establecía que,

The incorporation and integration of native groups to their respective nationalities is jeopardized, among other equally significant factors, by the economic exploitation that, precisely under the protection of discriminatory “racialization,” victimizes in much greater degree the native population than the working masses in general.[21]

Con la fundación del III comenzó una nuev etapa del indigenismo latinoamericno y mexicano. Este instituto liderizaba una red de relaciones políticas internacionales guiadas por los estados que buscaba integrar a las poblaciones indígenas a los Estados nacionales, así como también redefinía las jerarquías de los países de las Américas sobre la base de construcciones raciales. El instituto,

[is] an organ destined, among other functions, to “collect, order and distribute” information referring to studies, legislation, administration, etc., related to the indigenous problem; as well as to “begin, direct and to coordinate scientific researches and surveys that have immediate application to the solution of the indigenous problems. [22]

Bajo esta perspectiva, tiene sentido descubrir la agenda de raciaalización de este proyecto Interamericano así como también parece relevante identificar como los hombres latinoamericanos se posicionaban a sí mismos como sujetos latinoamericnos modernos e iluminados. En Patzcuaro, los delegados representaban a 19 países, y los gobiernos de Nicaragua, Costa Rica, Cuba, Perú, Panamá, Paraguay, Honduras, Estados Unidos, El Salvador, y México firmaron una resolución que promovía la fundación de institutos indigenistas nacionales afiliados al III. En 1942, ya eran miembros del III seis países, y en en 1954 un total de 15 Estados constituían el III. Cuba, Haiti, Chile y Uruguay no hicieron parte del proyecto indigenista Intermericano. En 1942, luego de la imprevista muerte del antropólogo Moisés Sáenz, el primer presidente del instituto, Gamio se convirtió en el director.[23]

En 1946, al final de su primer período presidencial dentro del III, sus colegas lo consideraban “the Indigenista who represents our era,” y “the continental symbol of scientific indigenismo.” Durante estas celebraciones, John Collier, ex-comisionado de Asuntos Indígenas de los Estados Unidos y miembro de la directiva del III, sostuvo que “in the administrative and political fields” hay pocos hombres que han superado el trabajo del Dr. Manuel Gamio. He agregó que “no one has ever been equal to Manuel Gamio’s versatility in terms of concentration and application,” un don divino que “he sustained all along his life with spirit of science and justice.”[24] Reelegido en 1948 y 1954, Gamio dejó el liderazgo del Instituto Interamericano Indigenista recién cuando murió, en 1960.[25] Muchos contemporaneous académicos compartían estos pensamientos y reconocían el inmenso vlor de este “sabio.” Estos hombres veían en en Gamio un par especializado en asuntos indígenas en un país donde “las masas” eran indios. “But among his many qualities, the most admired in Dr. Gamio, is his passionate lucidity as a researcher.” Esta condición se basa en “the love he feels for the indigenous groups inhabiting our territory and whom he has endlessly fought to incorporate to the harmonious life of the forces of progress of the nation.”[26] Cuando Henrique González Casanova dió un discurso menciondo estas cualidades de Manuel Gamio, el antropólogo tenía 73 años.

Una union interamericana de nacionalidades ha siempre sido suplmento de los más profundos de Gamio de forjar una gran nación mexicana mestiza, un punto que los antropólogos indigenistas han constantemente tenido como eje aunque en distintos contextos.[27] Como hombre mexicano de ascendencia española y como antropólogo reconocido por la academia estadounidense, que trabajó toda su vida para instituciones nacionales o internacionales indigenistas, Gamio se consideraba un igual a los hombres modernos europeos y estadounidenses. Pero él también entendía que el frcaso de la modernización de México proyectaba sobre él la somber de una subjetetividad moderna equivocada.[28] Bajo esta perspectiva, la identificación de Gamio con las políticas indigenistas de bienestar del nacionalismo mexicono y con la antropología aplicada de Boas indicaba que para él, su compromiso con el forjamiento de un nuevo México estaba entrelazado con la modernidad de su mismidad y con el reconocimiento internacional de que él era un hombre científico moderno, distinto a la mayoría de la población mexicana. and with Es justamente su iniciativa científica dirigida a salvar los “millions of Mexican indigenous living as pariahs” que lo introducirían como hombre mexicano igual a otros hombres modernos que pertenecían a las naciones más desarrolladas del mundo.[29] De forma significativa, el fracaso postcolonial en la modernización de México opera en el sentido de invalidar su propio reconocimiento como un hombre moderno. La mediación del conocimiento científico universal se convierte para Gamio en la herramienta que le abrirá el reconocimiento como un moderno hombre antropólogo capaz de informar correctamente las políticas del México postrevolucionario, al mismo tiempo que le abría las puertas para ser reconocido y admitido dentro de la hermandad universal moderna delconocimiento. La idea directriz de Gamio en su libro Forjando Patria (1916) coincide con otra pregunta introducida por los líderes mexicanos postrevolucionarios: Cómo hacer que México se transforme en un reconocido gran Estado-nación dentro de la comunidad internacional de estados modernos?

Una investigación hecha desde una perspectiva feminista reformula la pregunta seminal de Gamio. ¿Cómo es que “grandfather’s adventure tales” de Ángeles González Gamio han sido reconocidas como conocimiento cientiítifico indispensable sobre otras mujeres mexicanas y otros hombres mexicanos, aquienes en este caso se les nombró “Indians,” “indigenous” y “mestizos?” En 1948, el III designó a Gamio como el “father of scientific indigenismo.”[30] De todas maneras, si él fue el padre científico, quién es o son las madres? En otras palabras, cuáles son las relaciones de poder que están detrás del giro que se dió entre un abuelo cuentacuentos y el mediador científico de las políticas scientifícas indigenistas de México y de América Latina?

Al examinar el contexto histórico de la vida de Gamio, más que resumumir las representaciones de los historiadores de los hechos contemporaneos al antropólogo, relataré las inscripciones históricas de las políticas de construcción de la nación, una perspectiva que descubrirá las conexiones epistemológicas y políticas entre la violencia, el poder patrircal, la sociedad civil y el compromiso de los hombres intelectuales con la universalización de la forma científica de conocimiento.

Social movement versus State-centric representations of the Mexican Revolution

Porqué el México independiente no alcanzó las promesas utópicas postcoloniales? La mayoría de las narratives sobre la Revolución Mexicana singuen estrategias similares al plantear que el mayor porblema de México en sus recurrentes fracasos modernizdores eran las formas de vidad trdicionales y premodernas de vivir de su población. Las perspectives sociológicas buscan ¨precondiciones¨ emergentes de una historia lineal. Éstas definen a la Revolución Mexicana como un movmiento social compuesto por una nueva elite surgida de las tensiones creadas por las relaciones conflictivas entre lo moderno y lo ¨tradicional pre-noderno que la modernización de Porfirio Día promovió. Indios resistiendo por mantener sus formas de vida ¨tradicionales¨. Esta interpretación argumentba que el choque entre la sociedad tradicional y la modernización resultante de la exitosa modernización promovida por Porfifirio Díaz dio como resultado descontento social y mobilización. La interpretaciones históricas lienares plantean que para que la modernización sea exitosa requiere la destrucción de sociedades anterirores, una noción, que la noción Néstor García Canclini sobre la hibridez de la mexicanidad demuestra que es falsa.

Esta perspectiva moderna consider a la Revolución Mexicana como un momento de locura producto de la mobilización popular. Este tipo de asociacionalismo presume un model evolucionista que interpreta a los movimientos sociales como etapas de un modelo de desarrollo lineal. El primer paso es la creación de la identidad India pre-moderna como la condición de la Revolución Mexicana. El segundo paso se enfocaría en la creación de nuevos mestizos como individuos demasiado ambiciosos y de los indios como nostálgicos. El tercer paso sería el alcance, por parte de los líderes revolucionarios, del poder del Estado y de la refundación de la nación. Dentro de este últmo escenario, las políticas reformistas nacionales e internacionales tanto como su corrupción o sus mecnismos de cooptación política dentro de un Estado que se demoniz, aparecen como las causas de los recurrentes fracasos de los intentos de modernización por parte de los líderes postrevolutionarios. Si los líederes revolucionarios no fueron capaces de hacer bien las cosas y de representar correctamente a las clases que constituían a la nación del Estado mexicano, entonces debía ponerse fine a la mobilización social de forma tal que México se pudiera convertir en el ejemplo de modernidad que los Estados Unidos representaban. Al final de este cuento, la participación armada se convertiría en reprepresentación política y se institucionalizaría la mobilización popular. No existirían más razones que provocaran insurgencies indígenas, y a largo plazo a la estabilización logrda por la representación política de los ciudadanos nacionales, le seguiría la tan ansiada democracia social y económica.

Por lo menos dos elementos desetabilizan esta narrativa. El primero es el éxito económico que derivó en el fracaso social y politico del Porfiriato. Tanto los datos económicos como el dicho popular que afirma que la economía puede marchar bien pero que la población, sin embargo, vive mal.[31] El segundo elemento que desestabiliza esta narrativa corresponde a la naturaleza poco democrática del período post-revolucionario. Si el período postrevolucionario represenra al movimiento popular que llevó a cabo la Revolución Mexicana, porqué los indios y los mestizos mexicanos, que habían sido quienes se habían sacrificado peleando contra el ejército de Porfirio Díaz, habrían aceptado libremente ser excludios de los beneficios de la modernización y aceptado docilmente las restricciones que la representación política corporative les impuso? Una narrativa diferente plantearía que durante la revolución, la mobilización proveyò a la población mexicana con la experiencia necesaria para construrir las redes de identidad sociales y cognitivas, para aprender cómo pelear para lograr las promesas de igualdad de la modernización. Sobre estas bases, al introducir dentro de la narrativa nacional ¨el peso ¨ de las culturas indígenas pre-modernas y al hacerlas responsables de los fracasos de líderes ilustrados comprometidos en llevar a cabo la modernización naiconal, los indigenistas crearon un recurso epistemológico y politico crucial. La indianidad mexicna se convirtió en el discurso justificador de la diferencia entre una parte de la nación y la subjetividad ciudadana moderna. La forma conflictiva de vivir la modernización propia de las elites latinoamericanas, se derivaría, según este autor de la presencia siempre fantamagórica de la población indígena y que Jun Comas nombra como los “active producer and consumer factors” que buscaban la igualdad prometida por la modernización. Un choque de interpretacions está en juego. Ls elites latinoamerians pretenden creer, y quizás hasta lo creen, en la posibilidad de que progresivamente se alcance aspectos más democráticos de la modernización, siempre haciendo énfasis en la influencia de relaciones internacionales de poder para justificar lo limitado de sus prpias democracies nacionales. Al mismo tiempo, una argumentación circular atribuye el carácter de ¨premoderno¨ a la población que subordina a América Latina dentro del contexto internacional. La introducción de las voces de la población étnica de los EEUU abre un espacio productivo para desrumpir esta naturalización de un discurso lineal hacia la modernidad que el ciudadano universal neutral encarnaría. El comprender la función organiztiva que la construcción racial cumple tanto dentro de los EEUU como en el hemisferio puede facilitarnos la comprensión racial y de género de la cara progresista de la modernización, una contradicción que ni las perspectives liberales ni las marxistas introducen en el debate.

Bsándose en la premisa de que las diferencias raciales y étnicas están conectacatas con una jerrquía entre los seres humanos, los cientstas politicos, los sociológos y los antropólogos ven en lel movimiento popular de la Revolución Mexicna la larva del estado moderno, y a los indios como a la larva de los nuevos mestizos mexicanos. Estas premises reifican al Estado y esencializan a las identidades al mismo tiempo que esconden las conecciones entre los procesos masculinos de formación del sujeto formation y velan el rol episemológico y politico de estas concepciones en la reproducción burocrática del Estado. De hecho, la pregunta seminal de los ilustrados hombres de investagación sobre la modernización fallida funciona como una matriz que contiene una contestación predeterminada. Esta pregunta de investigación conecta las iniciativas de modernización económca de Porfirio Díaz con los reclamos de la Revolución Mexicana y de las clases gobernantes por tener un Estado fuerte. Según este marco interpretativo, era necesario transforamr el orden de la violencia y el proceso de aprendizaje que la participación armada que la Revolución promovió dentro de la población India en un sistema politico de representación ciudadana. El Estado controlaría a la población India, y los indios se transformarían voluntariamente en ciudadanos campesinos (no en proletarios) del nuevo México revolucionario. Las elites ilustradas mexicanas y Gamio entre ellas, representaban a la población indígena como si ésta fuera el mayor obstáculo para que México se convirtiera un moderno estado nacional así como también son vistas con la principal cause del fracaso del gobierno tanto para defender sus fronteras internacionales como la población nacional. Como resultado de esto discurso, los líderes militares, siempre en disposición de sacrificarse como padres de la fraternidad mexicana para la sobrevivencia y reproducción de la nación, requerían un estado-nación eficiente que irónicamente sería instrumento indispensable para el nacimiento del nuevo México democrático. Al mismo tiempor, el mestizaje y el indigenismo se convirtieron en instrumentos de bienestar eugenésicos para hacer tanto al nuevo sujeto nacioanl como a la comuniad nacional del exitosos movimiento social de La Revolución que se volcó a la construcción un proyecto modernizador progresista nacional. Las condiciones de inclusion dentro del estado moderno nacional y l diferencición entre los líderes y la población liderizada son los puntos en discussion si se queire dar visibilidad a los retos que los movimientos de mujeres y de indígenas repersentan para los paradigmas de democracia tradicionales.

Los historiadores, al representr a las actividades de las poblaciones indias como manifestciones sangrients de mobilizciones rurales fuera del control de los líderes, esconden y naturalizan la violencia que se inscribe tras el hecho politico de transformar “los momentos de locura” que habín contribuído al éxito de La Revolución. Una segunda fase de este argumento señala que la necesidad de las instituciones del Estado por garantizar la representación política en oposición a la participación armada.[32] En otras palabras, la violencia revolucionario se confirtión en la fuerza del Estado, mientras que las inscripciones de la invisibilizaron la violencia trs la ficción social e individual del contrato liberal entre ciudadanos mestizos homogéneos. Durante un período de 15 ños (1910-1925) “the country endured untold destruction. A sign indicative of the level of violence is the fact that between 1910 and 1921 the population of Mexico actually fell from 15.2 million to about 14.5 million.”[33] Aún más importante es que esta narrativa construye a las poblaciones indígenas y a las mujeres como movimientos sociales pre-políticos, y subsiguientemente borra la violencia que está detrás del proceso de escribir la historia, institucionalizando el movimento revolucionario y construyendo a la sociedad civil. Desde estas perspectives histgoriográficas, la limitación básica para que México se convierta en moderno sería la mayor proporción de población de origen indio en relación a la población de origen español. Adicionalmente, la población mestiza que había entrado en conflicto con el Antiguo Régimen de Porfirio Díaz por haberle éste negado la mobilidad social mientras le abrían oportunidades económicas. Al buscabr ser admintido y reconocido dentro de lo que él nombra “el mundo ultramoderno”, el antropólogo Gamio cruza el país y el hemisferio a lo largo y a lo ancho midiendo cuantitativa y cualitativamente y grabando a las poblaciones y a los territorios.